lunes, 5 de enero de 2009

Dos días de octubre.

Octubre siempre ha sido uno de los meses que mas me agradan para pescar en la laguna madre y las playas colindantes en el golfo de México. Lo anterior por el inicio del otoño con sus temperaturas moderadas, mares claros y tranquilos, la terminación de la temporada de huracanes, mas el inicio de la corrida de la corvina.

Recordando esto, realice un viaje de pesca con dos buenos amigos, a la laguna madre para pescar truchas moteadas (Cynoscion nebulosus) como primer objetivo mas lo que se presentara.


Día uno.

Para esto contamos con los servicios del buen chucho, guía afamado de la Pesca Tamaulipas este hombre conoce muy bien su negocio sobre todo en donde se encuentran las truchas en la laguna, salimos del Hotel La Rivera del Rió de mi buen amigo Joel Arellano, a las 5 de la mañana para recorre los 60 kilómetros de playa para arribar a nuestro destino la barra de Enramadas en este punto nos esperaba chucho con su lancha tipo panga de 21 pies equipada con un motor de 25 caballos marca Ymaha cuatro tiempos, a las 8 de la mañana subimos a la embarcación con todo el equipo, cañas, hielera, viveros cargados con camarón vivo, empezamos la mañana con cielos claros, un ligero viento del este, condiciones inmejorables para la pesca.

La técnica principal por excelencia que se utiliza para la pesca de truchas moteadas en las costas del golfo, es con camarón vivo ensartado en la cabeza, por debajo del cuerno para no matarlo, con una pequeña tercia, atado a un líder de monofilamento o cable de acero recubierto con plástico, mismo que conecta con a un corcho cónico (popping rig), el cual al jalarlo produce un sonido en el agua de “pop” similar al ruido que se produce cuando las truchas están comiendo camarón en la superficie.


Tiramos el ancla cerca de una charanga, para los que no conocen el termino es una trampa para camarón en forma de uve totalmente artesanal, estas trampas constituyen una excelente estructura que fungen como magnetos para pequeños peses y crustáceos al brindar protección pero de la misma forma atrae a los predadores como la trucha moteada, corvinas y lenguados.


Con los corchos en el agua no demoro mucho la primera captura una trucha moteada no muy grande en el rango de los 800 gramos, tuvimos múltiples ensartes en ese punto pero optamos por cambiar de lugar ya que los ejemplares no rebasaban el kilo de peso, recorrimos unos 700 metros aproximadamente asta otro cúmulo de charangas, de nuevo proseguimos a mojar las líneas, la acción comenzó de forma inmediata duro unos 30 minutos desgraciadamente el tamaño de las piezas era muy similar a las del comienzo, decidimos quedarnos con las mejores para preparar un ceviche.


Con la tarde encima cambiamos la embarcación por la escollera norte de la barra de enramadas, substituimos el camarón vivo por señuelos artificiales, mi elección fue un Rápala X-Rap 10, aunado a mi caña Shimano Scimitar, modelo SMC-86MH-2, Largo 8”6 pies, línea de 12 a 20 libras, peso de señuelos 1/2onza a 1 ½ onza, mas carrete ABU 6000C, línea 15 libras, shock líder de 20 libras, líder principal de 60 libras de flurocarbono, mi primer corvina del viaje callo victima del X-Rap 10.


Como las condiciones eran inmejorables decidí probar suerte en la playa, por tal motivo volví a cambiar de caña ahora por mi Shimano Convergence, modelo CVC-L106MH-2, Largo 10”6 pies, medium heavy, línea de 12 a 25 libras, peso de señuelos 3/4onza a 2 onza, acción lenta, construcción de grafito IM-6, mas carrete ABU 6500 CS PRO ROCKET, línea trenzada de 50 libras power pro shock líder de monofilamento de 50 libras. El señuelo un Catch 5 de Mirrolure en color 18, después de algunos tiros sentí un fuerte golpe a mi señuelo y para mi sorpresa, salio un Robalo de mar (Centropomus Undecimalis) de un kilo aproximadamente, este fue la última pieza del día.



Día dos.


A las 6.30 nos despertó el indiscutible aroma de café recién hecho, desayunamos y proseguimos a embarcarnos nuevamente, la mañana comenzó con muy poca acción casi nula, para las 11.00 solamente un pez cintilla o machete (Trichiurus lepturus) como se conoce en esos rumbos había tomado la carnada, pero el clima era el enemigo ya que el viento parao por completo, el calor era sofocante, la calma presagiaba el cambio abrupto, antes que el reloj marcara el medio día comenzó a soplar el viento, del norte primero muy suave pero en unos canutos minutos teníamos vientos de 20 a 25 millas, de inmediato levantamos ancla para ponernos a resguardo.


El viento aminoro lo suficiente para salir a pescar en la tarde, como arte de magia las truchas aparecieron en fuerza, por lo que olvidamos los malos resultados de la mañana, acabamos con un vivero de camarón vivo, en unos 20 minutos de acción continua, cambiamos por artificiales, en lo personal use un arreglo doble de plásticos, de la marca H&H, tipo Queen Cocahoe Minnow de 4”, color cuerpo rojo con cola blanca, estos plásticos son los mas populares y usados en la costa del golfo de México tanto por pescadores deportivos como pescadores comerciales.


El solo desaparecía en el horizonte iluminando el cielo de colores de matices rojos, todo un espectáculo que culmino dos días excepcionales de pesca en el mes de octubre.


Espero que este relato allá sido de su agrado.

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